Las fiestas Navidad o como quieras llamarla, existe, está, es el día número 25 del mes de diciembre y siempre está en el calendario. Más allá del fastidio que nos de festejarla, hay que hacerlo y se paga con el sólo hecho de ver la cara de los más chicos cuando ven los regalos puestos en el árbol, casi mágicamente para ellos, pasadas las doce de la noche. Comer y beber, comer y beber, podemos estar horas y días haciéndolo, ya que nos juntamos al medidia para comer lo que sobró, que siempre es mucho, ¿Por qué calculamos tanta comida? Fin de año es mucho más llevadero, porque uno siente que todo cambiará ese día, que lo malo quedó atrás y que sólo vienen cosas buenas, proyectamos todo para “el año que viene”, y ahí ponemos todas nuestras esperanzas. Hacemos balances y por este motivo es que uno llega al 31 entre deprimido y asustado, ya que es imposible salir ganado en el maldito balance, que todavía no entiendo porqué lo debemos hacer a fin de año, ¿será para arruinarnos el 31 a la noch
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