Señales

No me podes leer, lo sé, pero si sos vos la que me tira señales, me encantaría que también puedas leerme.
¿Será una defensa al dolor o realmente estas por algún lugar?
Que difícil es escribirte siendo tan racional, porque sé que es imposible, tener una respuesta a tantas preguntas que tengo para hacerte.
Mucho tiempo fui yo la que te buscaba y en ese afán de encontrarte, imaginaba que algunas cosas pasaban, porque me querías decir algo, pero ahora, si bien no hay segundo en mi vida en el cual no estés presente en mí, las señales aparecen sin que yo las busque.
Parece que todos los planetas se alinearon para que todos y cada uno haga comentarios sobre vos, trayéndome tu mejor imagen, de una época, que sin dudarlo sé que has sido muy feliz.
Hasta con el recuerdo de una ropa en particular hoy te describieron, “un pantalón rojo”, que increíble como te vi ahí parada, tal cual lo relataba quien, no se porque me encontré en el lugar menos pensado de Buenos Aires.
¿Qué hacia yo ahí?, ¿Qué hacia él ahí?, la misma hora, el mismo lugar, circunstancias que para ninguno de nosotros son las habituales, por el contrario, fue inaudito ese encuentro, impensado.
Sin embargo ahí apareció, parado ante mí, con la expresión más hermosa y pura de amor y recuerdos que he visto en los ojos de alguien en toda mi vida.
¿Vos nos pusiste ahí?, no sé, juro que ya no sé que pensar.
Cada vez que veo a tu hijo, te veo en sus ojos, cada vez que veo a mamá, te veo en el dolor profundo que dejaste en su alma, cada vez que me veo, te veo en mí, ¿viste cómo nos parecemos ahora?
No me da miedo, pero me angustia mucho no saber que me queres decir, no se como descifrar casualidades, y lo peor es que, jamás nadie en esta vida, me podrá asegurar si estas por ahí y hay algo que me queres decir.
Te amo, te extraño, y deseo profundamente que no te hayas ido del todo y que estés por ahí, mirándonos y siendo feliz.